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Deporte, ejercicio físico, actividad física, todo es movimiento, y si lo hacemos es porque de alguna manera creemos en el beneficio que brinda, y sí, queremos ser mejores, esto es natural en las actividades continuas. Siempre que nos sorprende algo nuevo, ¡el sentimiento de inseguridad puede saludar! Cuando sienta esta ansiedad, sepa que es normal e incluso útil. "Si no estás nervioso, probablemente no te importe lo suficiente, y eso elimina la parte competitiva", dijo Barnhart. Dijo que la clave es no insistir en los sentimientos de nerviosismo. Manténgase concentrado en lo que necesita hacer, pero no intente alejar su nerviosismo.
Sí, estamos hablando de movimiento y de cómo esta práctica puede brindar desafíos que impactan directamente en cómo nuestra mente interpreta cada experiencia y desafío que enfrentamos. Eso es exactamente lo que le ocurrió a Wilma Rudolph (atleta norteamericana y medallista olímpica como velocista, 1940-1994), cuando decidió que, a pesar de todas las dificultades, seguiría su deseo de ser más grande. Su infancia estuvo marcada por graves complicaciones de salud: neumonía doble, escarlatina y polio. Todo esto la llevó a usar un aparato ortopédico en su pierna izquierda durante gran parte de su infancia.
Imagen de Libertad Digital.
Aún así, su vivacidad la llevó a creer que podía moverse y comenzó a jugar baloncesto. Incluso compitió en algunos campeonatos universitarios, destacando su potencial deportivo, que la llevó a conseguir tres medallas de oro y batir al menos tres récords mundiales. Su carrera como deportista no fue larga, pero le permitió implicarse en la educación deportiva, creando centros de entrenamiento atlético para aficionados. Sabemos que la educación es la mejor manera de construir una sociedad justa y equilibrada en valores y respeto.
Imagen de Timeline (velocista estadounidense
Wilma Rudolph durante la competición en el
Juegos Olímpicos de Roma 1960.
(Portafolio Mondadori a través de Getty Images)
Wilma Rudolph retrató su vida en una película: "Wilma, 1977". Su inspiradora historia muestra cómo superó las discapacidades físicas, el racismo y la misoginia. Todos ingresamos a competencias todos los días de nuestra vida, son las experiencias que nos retamos a enfrentar, que nos protegen y nos permiten adentrarnos en el camino más difícil, con lo más alto en juego y creyendo en el potencial de llegada.
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Discernir - independientemente del razonamiento y el análisis - sólo sentir, porque cualquier acción parte del deseo, la planificación y la acción.
Deporte, ejercicio físico, actividad física, todo es movimiento, y si lo hacemos es porque de alguna manera creemos en el beneficio que brinda, y sí, queremos ser mejores, esto es natural en las actividades continuas. Siempre que nos sorprende algo nuevo, ¡el sentimiento de inseguridad puede “saludarnos”! Cuando experimente esta ansiedad, sepa que es normal e incluso útil. "Si no estás nervioso, probablemente no te importe lo suficiente, y eso elimina la parte competitiva", dijo Barnhart. Dijo que el secreto es no insistir en los sentimientos de nerviosismo. Mantén tu atención en lo que necesitas hacer, pero no trates de alejar tu nerviosismo.
Sí, efectivamente. Estamos hablando de movimiento y de cómo esta práctica puede proporcionar desafíos que impactan directamente en cómo nuestra mente interpreta cada experiencia y desafío que enfrentamos. Eso es exactamente lo que le ocurrió a Wilma Rudolph (atleta estadounidense, medallista olímpica como velocista, 1940-1994), cuando decidió que, incluso ante todas las dificultades, seguiría su deseo de ser más grande. Su infancia estuvo marcada por graves complicaciones de salud: neumonía doble, escarlatina y polio. Todo esto la llevó a usar aparatos ortopédicos en su pierna izquierda durante gran parte de su infancia.
Imagen de Libertad Digital.
Imagen de Timeline (velocista estadounidense
Wilma Rudolph durante la competición en el
Juegos Olímpicos de Roma 1960.
(Portafolio Mondadori a través de Getty Images)
La vida de Wilma Rudolph fue retratada en una película: "Wilma, 1977". Su inspiradora historia muestra cómo supera las discapacidades físicas, el racismo y la misoginia. Todos participamos en competencias todos los días de nuestras vidas, son las experiencias que nos desafiamos a enfrentar, las que nos protegen y nos permiten emprender el camino más difícil, con lo más alto en juego y creyendo en el potencial de llegada.
Escrito por Andreza Ribeiro.
Entrenador
Traducido por Equipo Imparable.
(Para dudas o sugerencias contactar por email
estilo de vidaunstoppable@gmail.com )
(Referencias a continuación después de que finalice el artículo completo).
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Discernimiento -independiente del razonamiento y análisis- sólo sentimiento, porque toda acción parte del deseo, la planificación y la acción.
Deporte, ejercicio físico, actividad física, todo es movimiento, y si lo hacemos es porque de alguna manera creemos en el beneficio que trae, y si queremos ser mejores, es natural en actividades continuas. Cada vez que algo nuevo nos sorprende, ¡el sentimiento de inseguridad puede ser “bienvenido”! Cuando experimentes esta ansiedad, debes saber que es normal e incluso útil. "Si no estás nervioso, probablemente no te importe lo suficiente, y eso deja de lado la parte competitiva", dice Barnhart. Ella dice que el secreto es no insistir en los sentimientos de nerviosismo. Manténgase concentrado en lo que necesita hacer, pero no intente aliviar su nerviosismo.
Sí, estamos hablando de movimiento y de cómo esta práctica puede brindar desafíos que impactan directamente en cómo nuestra mente interpreta cada experiencia y desafío que experimentamos. Esto fue exactamente lo que le ocurrió a Wilma Rudolph (atleta estadounidense, medallista olímpica como velocista, 1940-1994), cuando decidió que, a pesar de todas las dificultades, seguiría su deseo de ser más grande. Su infancia estuvo marcada por graves complicaciones de salud: neumonía doble, escarlatina y polio. Usó dispositivos ortopédicos en su pierna izquierda durante gran parte de su infancia.
Imagen de Libertad Digital.
Luego, su vivacidad le llevó a creer que podía moverse, por lo que se dedicó a volar en globo. Incluso compitió en algunos campeonatos universitarios, destacando su potencial profesional, que lo llevó a lograr tres medallas de oro y batir al menos tres récords mundiales. Su carrera como deportista no fue larga, pero se permitió implicarse en la educación deportiva, creando centros de entrenamiento atlético para aficionados. Sabemos que la educación es el mejor camino para construir una sociedad justa y equilibrada en valores y respeto.
Imagen de Timeline (velocista estadounidense
Wilma Rudolph durante la competición en el
Juegos Olímpicos de Roma 1960.
(Portafolio Mondadori a través de Getty Images)
Wilma Rudolph retrató su vida en una película: “Wilma, 1977”. Su inspiradora historia muestra cómo superó las discapacidades físicas, el racismo y la misoginia. Todos entramos en competencias todos los días de nuestra vida, son las experiencias que nos retamos a afrontar, las que nos ciegan y nos permiten entrar en el camino más difícil, con las mayores esperanzas y creyendo en el potencial de llegada.
Escrito por Andreza Ribeiro.
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Referencia/Referencia: Hilary Achauer, Cómo ser competitivo (cuando te enseñan a ser cooperativo), 2021, febrero.
Disponible: https://games.crossfit.com/article/how-be-competitive-when-youre-taught-be-cooperative/games
